Querer que una organización burocrática, jerárquica, predecible, estandarizada y procedimental cambie es como pedirle a una persona feliz de 80 años, que trabajó toda su vida en la misma empresa, que siempre ha vivido solo en la misma casa y que nunca ha viajado fuera del país, que se traslade a vivir a una residencia compartida, en otro continente y donde hablan otro idioma. No estoy diciendo que sea imposible, pero sin lugar a dudas será un proceso difícil, demorado, complicado, costoso y angustiante.
Tradicionalmente la gestión del cambio se ha considerado como una estrategia, plan o procedimiento para facilitar los cambios en las organizaciones con el objetivo de hacer más “fácil y suave” la transición de un estado presente a un estado futuro. No obstante, esta aproximación, aunque es posible que permita alcanzar el objetivo, resulta poco efectiva y eficiente.
Las empresas que siempre han operado de la misma manera, haciendo los procesos de la misma forma y siguiendo siempre las instrucciones de una cabeza, es decir, empresas sin una cultura de cambio, innovación y mejoramiento permanente, difícilmente podrán cambiar a la velocidad con la que se mueve el mundo actualmente. Y en este escenario, por muy bueno que sea el plan o la estrategia, no será efectivo ni eficiente.
Es por eso que la gestión del cambio debe abordarse en la actualidad como un elemento de la cultura organizacional. Empresas dinámicas, cambiantes, simples y ágiles responden mucho mejor al cambio, pues están acostumbradas a él y entienden que los cambios son un proceso natural en la evolución de la organización. Usando el mismo ejemplo, pedirle a una persona feliz de 80 años, que ha vivido en diferentes países, que ha trabajado en diferentes empresas y sectores, que habla varios idiomas y que está acostumbrado al cambio, que se traslade a otro continente, será mucho más fácil, rápido, simple, económico y sin mayores angustias.
Y todo porque las organizaciones están compuestas de personas. Si las personas están acostumbradas al cambio, la innovación y el mejoramiento, entonces la empresa reflejará esta cultura, esta forma de hacer las cosas y percibir el mundo. Por lo tanto, si quieres preparar a tu organización para que pueda gestionar los cambios, debes entrenarla y diseñarla para convivir con el cambio. Esta es la forma más eficiente y efectiva de gestionar el cambio, haciéndolo parte de la cultura organizacional.
Si quieres implementar la gestión del cambio como cultura en tu organización, no dudes en contactarme.
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